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En nombre del Emperador, yo... te sentencio a morir.


“Las viejas formas están muriendo. Tenemos que adaptarnos, yo me he adaptado.”


Toda dictadura (ya sea de un bajito bigotudo o de un bajito Sith heredero de la dinastía del mal y demás ejemplos que se os ocurran) es de clase. El Imperio galáctico, ascendido al poder mediante las Guerras Clon y sostenido a base de represión y muy mala leche, durante su corta vida sirvió para potenciar el poder de las grandes familias galácticas, de las grandes corporaciones y de organizaciones poco morales (contrabandistas, esclavistas, etc.). Si nos paramos a pensarlo y cogemos algún libro de historia, esto ha pasado alguna vez, y no estaría mal aprender de ello.


Bueno, que me lío... Hay una cosa clara, si llega un día y después de ganar una “guerra” de repente, montas un imperio de una República que venía existiendo unos cuantos milenios, necesitas alguna cosa: aparato burocrático que lo sostenga (premio porque ya lo había), un enemigo al que echar la culpa de todosel jackpot le tocó a Palpatine con los Jedi) y la capacidad de reprimir hasta la última voz disidente (eso no se tenía, pero carajo, que hemos heredado unos cuantos miles de mundos, algo se podrá hacer).


Y de aquí viene el tema que hoy nos sienta en la silla a leer este post, una máquina imparable de represión sistemática fue la Inquisición Galáctica (qué chungo). El Emperador tenía muchos defectos, pero tonto no era, y sabía que una de las vías que le podría derrocar, vendría de futuros sujetos sensibles a la Fuerza no identificados por la maquinaria imperial y, sumados a los supervivientes de la Orden 66, representaban realmente una amenaza (a pesar de que los Jedi son muy inútiles).


“Persigue a este nuevo enemigo, y si no sirven al Imperio, elimínalos junto a cualquier Jedi superviviente. Esa es la voluntad de mi maestro.”


¿Su misión? Fácil, intentar agrupar a todos los elementos sensibles a la Fuerza y si no se pudiera unirles a la causa del Emperador, al hoyo. Y bajo ese contexto, pues podemos dejar volar la imaginación... desde Jedi clandestinos, a enemigos políticos, células rebeldes, gobernantes disidentes... la Inquisición, encuadrada en la “Inteligencia Imperial” se va convirtiendo en una suerte de policía política y religiosa que solo rinde cuentas al Emperador, es decir, que ni siquiera rinde cuentas a los elementos de control imperiales. (Similitudes con la historia, ya van unas cuantas...).


“Tonto Jedi, estos son Adeptos del Lado Oscuro, adoradores del Señor Oscuro Freedon Nadd.”

¿Y quién podría llevar esto a cabo? Pues Jedi Oscuros o caídos, auténticos cuadros de mando fieles a su líder, a los que no les temblará el pulso de eliminar cadetes de la Academia Imperial con “capacidades extraordinarias”, ni de perseguir y masacrar pueblos enteros disidentes, o que no dudarán en “suicidar” a líderes polémicos con nocturnidad y alevosía.


Es importante remarcar que no era una organización puramente imperial, sino que eran una extensión del Emperador, que tras la primera muerte de este (porque sí, hubo varias, Palpatine aprendió de Darth Plaguies, tenía clones a los que consiguió transferir su conciencia, y que siguieron dando mucha guerra tras la caída del Imperio) siguieron en activo adheridos al Remanente Imperial y en constante evolución, la Inquisición es la descripción gráfica del Lado Oscuro, el que nunca desaparecerá.


Queridos lectores, nuestro reencuentro es más corto de lo que me gustaría, pero estoy preparando una serie de publicaciones más densas que creo compensarán este breve informe imperial.


Ya sabéis, si sois malos, vendrán los Hermanos de la Inquisición con las rebajas, y en ese momento, mejor correr.


“Una vez fueron esclavos del lado luminoso, ahora... han despertado.”

-Emperador Palpatine




Gracias al equipo de Gamotakuniverse y a vosotros lectores por hacer esto posible.


Alassdair

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