Una vida tranquila en un barrio comercial y en familia mientras vives el día a día con sus buenos y malos momentos, crecer junto a la cotidianidad y formarse sin nada especial ni loco que pase a tu alrededor; esto es en definitiva la definición más común de slice of life y la mejor manera de resumir una gran parte del anime que nos ocupa.
3-gatsu es un anime del estudio Shaft (el mejor estudio de animación japonesa simplemente por tener Monogatari y haber hecho dos barbaridades como Madoka y 3-gatsu), que posee 2 temporadas (están en Netflix y, por lo menos, merece la pena ver en pantalla grande el tercer opening de la serie; así que no la veáis en Animeflv colegas) llevadas a cabo, principalmente por Akiyuki Shinbou y que proviene de la mente de la mangaka Chika Umino, y se publica en la Young Animal. Su emisión empezó en la temporada de otoño de 2016 y desde sus comienzos se pudo mostrar como una obra con una sensibilidad única pese a la enorme cantidad de obras del género que recibimos como consumidores de anime en el día a día.
Kiriyama Rei es un kishi (profesional del shogi) de 17 años y que vive con una gran presión al ser uno de los pocos menores que ha logrado alcanzar categorías superiores de la asociación de este juego y se espera mucho de él. A parte de esto, es un huérfano que se tuvo que aferrar a un mundo del que no sabe si disfruta o no para poder vivir siendo el alumno de uno de los amigos de su difunto padre; y siente que su vida carece de sentido al no encontrar disfrute en su vida ordinaria hasta que conoce a las hermanas Kawamoto y es salvado por este trío que veis aquí arriba. Tras conocer a la familia, que reside en el barrio de 3-gatsu (lo pilláis, ¿no?), Rei empezará a observar su día a día y a vivir siendo consciente de su alrededor y a no solo encerrarse en sí mismo; a superar sus traumas y egocentrismo a la vez de disfrutar del simple hecho de vivir.
Tras decir de lo que va la serie (no hay nada más, es simple como cualquier SoL), os preguntaréis el por qué ha sido mi selección, o una de ellas (escribí también sobre Madoka); y se debe a lo sensitivo y fragilidad que envuelve la obra en sí. Sangatsu tiene un trazo especial, uno que parece hecho a lápiz y que pretende destacar a sus personajes frente a los fondos y que mezcla con acuarelas y arte a ordenador (o un estilo parecido a estas) para crear escenas cotidianas que presentan escenas habituales pero con un amor hacia estos especial, hace que te sientas con ganas de lagrimear simplemente por lo bonito que es todo. Esta serie nos habla de temas del día día, que aun así son trascendentales en nuestra vida; la vejez, frustración, amistad, familia, y muchos más elementos de nuestro entorno tienen su espacio en la narrativa de esta serie y todo se transmite con un aura bella y cruda para causar una empatía con el espectador que conecta con su vida cotidiana.
Sé que posiblemente la trama de Sangatsu, simplemente por sí sola, no atraiga a muchos; pero si necesitáis encontraros a vosotros mismos, un remanso de tranquilidad y pasar un sencillo y buen rato, haced el favor y animaos a verla.
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