World of Warcraft Classic salió oficialmente el pasado 27 de agosto y desde entonces no ha parado de romper cifras; tanto de jugadores, creando colas kilométricas para entrar a sus servidores, como de viewers en plataformas como Twitch. Todos hemos visto como WoW Classic lo ha petado estos últimos días, pero hay mucha gente que aún se hace una pregunta muy importante y quizás tú seas una de ellas: "¿Qué diferencia hay entre WoW Classic y el WoW que tenemos ahora?"
La respuesta simple es que WoW Classic es exactamente el mismo juego que salió al mercado el 23 de Noviembre de 2004 pero, dado que esta respuesta no es muy explicativa, os voy a dar la respuesta larga.
Comencemos hablando sobre la diferencia en la jugabilidad. Con el paso de los años, el contenido de World of Warcraft se ha ido alejando de lo que un día fue, tanto en la historia de su universo como en su jugabilidad, y aunque no todo ha sido a peor no son pocas las personas a las que se les oía decir que "Vanilla" (como se refieren los jugadores al World of Warcraft original) fue mucho mejor que "Retail" (como se refieren los jugadores a la versión actual de World of Warcraft, que actualmente reside en su expansión Battle for Azeroth), y no es para menos. Esta simplificación comenzó junto con Cataclysm, la tercera gran expansión del MMO de Blizzard, y con el paso de los años ha ido aumentando para intentar conseguir un mayor número de jugadores casuals, pero perdiendo por el camino a bastantes jugadores veteranos que empezaron en el Vanilla, en The Burning Crusade o en Wrath of the Lich King.
Con WoW Classic, esta dificultad vuelve a estar patente, transformando la experiencia en una mucho más completa. El leveo, aunque bastante más tedioso que en Retail, también es sustancialmente más divertido y largo. El juego consta de 60 niveles hasta llegar al máximo de experiencia de tu personaje, y cada 2 niveles desbloquearás habilidades que tendrás que aprender comprándolas en el instructor de tu clase. Esto hace que la sensación de progresión sea mucho más continua y gratificante que la de Retail. Además, todas y cada una de esas habilidades cuentan con diversos rangos que las irán convirtiendo en unas habilidades más poderosas conforme vas avanzando en tu aventura, por lo que ninguna de tus habilidades acabará quedando obsoleta en lo que a poder se refiere (aunque sí lo harán en utilidad, desde luego). A su vez, una vez llegas al nivel 10 puedes aumentar tu poder mediante los puntos de talento, que te permitirán aprender habilidades pasivas (y algunas muy poderosas habilidades activas) repartidas entre 3 ramas de especialización con las que ir creando una "build" óptima para tu personaje.
¿Y qué diferencia hay con respecto a lo que hay hoy en día en WoW, diréis? Pues, en primer lugar, que en Retail el nivel máximo de personaje es el 120, además de que las habilidades dejaron de contar con rangos hace mucho tiempo, por lo que tardas bastante tiempo en aprender una habilidad nueva, además de que el número de habilidades que tiene cada clase se ha reducido drásticamente, por lo que probablemente pases 40 niveles sin que tu forma de jugar cambie lo más mínimo, mientras que en Classic cada poco tiempo vas a ir ajustándose a las habilidades que has desbloqueado y que más poderosas son en ese momento.
Respecto a las propias clases, en Classic todas y cada una de las clases tienen una serie de características que las hacen totalmente diferentes y totalmente necesarias, de una u otra manera. Por ejemplo, si eres mago todos van a necesitar que invoques bebida y comida para ellos para restaurar maná y salud más rápido, ademas de que podrás hacerte rico una vez aprendas a teletransportar a las personas de un lugar a otro; si eres un brujo, necesitarás haberle robado el alma a tus enemigos, cristalizándola en unas gemas de poder antes de poder usar tus habilidades más poderosas; y si eres un Chamán, tus tótems van a aportar una serie de bonificaciones a tu equipo al completo que te harán súper necesario para el juego en equipo. Todas tienen sus más y sus menos, pero todas tienen su utilidad en una u otra cosa y eso es algo que se ha perdido con los años. Muchas clases en Retail se limitan a hacer daño o a poner pecho para parar los golpes y punto, la única diferencia entre ellas es que algunas hacen más daño que otras.
Además, cuando eliges una clase sientes que realmente lo eres, ya que al igual que cuando vas a la universidad y más tarde te especializas en un máster no dejas de saber lo que aprendiste en tu primer año; en WoW Classic, si eres un mago, por ejemplo, todas las habilidades de un mago son afines a ti, pudiendo desatar el poder de lo arcano, el frío de la escarcha o lo abrasador del fuego mediante tus ataques sin importar que uno de ellos sea más efectivo que los demás, ya que para eso te has especializado en ellos. Esto no pasa en Retail, ya que cada una de las especializaciones que eliges tiene sus propias habilidades, lo que, una vez más, reduce tus herramientas a la hora de jugar y lo convierte en una experiencia más aburrida que la clásica.
A parte, es difícil no darse cuenta del maravilloso estilo artístico de Azeroth.
Por otro lado, WoW salió en el año 2004, una época en la que los MMO tenían un enorme componente social. Aquí no existe el buscador de grupo, por lo que cuando quieres ir a una mazmorra tienes que interactuar con los demás jugadores de ese mundo para formar equipo y adentraros en las profundidades de la misma, convirtiéndose en una experiencia mucho más inmersiva y divertida a mi parecer que dar a un simple botón y aparecer en una mazmorra a los 10 minutos. Al fin y al cabo, esa es la gracia de los MMO: conocer personas en tu aventura y ayudaros mutuamente, encontrarte con ellos tiempo después y ver cómo ambos habéis evolucionado, y, ¿quién sabe? Quizá hasta medir vuestras habilidades en un mano a mano.
Pero esto no es lo único que le dio éxito a World of Warcraft en su día y que le ha hecho triunfar también en nuestro tiempo. Hay algo tan importante como todo esto, y es el universo donde transcurren nuestras aventuras. El universo Warcraft es un mundo enorme, compuesto por libros, videojuegos, cómics y demás productos que, a lo largo de los años, lo han expandido a un tamaño inmenso. Pero todo esto comenzó con la trilogía original de Warcraft, y el éxito de World of Warcraft fue precedido por el éxito de otro videojuego: "Warcraft 3: The Frozen Throne".
Todos sabemos que Warcraft 3 fue un hito en la historia por muchas razones, como su herramienta de edición de mapas de la que salió "Defense of the Ancients" o "DOTA", lo que conocemos como el precursor del género MOBA con juegos como "DOTA 2" o "League of Legends". Pero esta es solo una parte del legado de Warcraft 3, ya que, por otro lado, una enorme generación de jugadores crecieron maravillados por este, no solo por su jugabilidad, sino también por su increíble historia y personajes, en concreto el apoteósico final del título que llevó a un personaje específico a la cima de la popularidad: el corrupto Arthas Menethil, el Rey Exánime.
La historia de Arthas (y de muchos otros personajes) hizo que muchos jugadores se apasionaran por la historia de este universo, y esa fue la razón por la que muchos de ellos se animaron a dar el paso hacia el MMO. Es por esto, junto con la jugabilidad de entonces, por lo que muchos consideran que World of Warcraft terminó en Wrath of the Lich King, con la muerte de Arthas y la liberación de Azeroth del azote de la plaga.
Es un secreto a voces que Blizzard quiere exprimir al máximo el éxito de Classic, sacando también al mercado las expansiones The Burning Crusade y Lich King, y yo, por mi parte, no puedo estar más encantado.
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