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Los siete samuráis (crítica y análisis sin y con spoilers).



CRÍTICA SIN SPOILERS


Nos encontramos en Japón a finales del siglo XVI. Una pequeña aldea es castigada periódicamente por un contingente de bandidos que no conocen la piedad. Para colmo, las cosechas no son fructíferas y los campesinos ya solo se alimentan de mijo y algo de arroz. Ante tal extrema situación, los aldeanos no tienen más remedio que ir a la ciudad para reclutar a un grupo de samuráis que les defienda de estos saqueadores.


Así arrancaba uno de los largometrajes más afamados de Akira Kurosawa y del cine nipón. Una obra que, en sus 3 horas y media de duración, refleja de manera sorprendente la sociedad y la vida de la gente de Japón en aquellos tiempos; nos transmite la importancia del trabajo en equipo para anteponerse a las situaciones adversas, además de algunos aspectos como la esperanza y la bondad humana. Las diferentes escenas en blanco y negro acentúan de manera sorprendente estos aspectos sociales, sumado al drama en las escenas de los campesinos, por ejemplo, o a las secuencias de lucha de los samuráis. También me gustaría destacar los actos en los que aparecen combates bajo la lluvia. Me sorprendió bastante, ya que la grabación de esas escenas ha debido de suponer horas y horas de esfuerzo continuo, y más hablando de una película de 1954 en la que los medios no eran tan abundantes como hoy día.


Por otra parte, la banda sonora me pareció increíble y podría afirmar que, en este aspecto, está a la altura de grandes estrenos de la época como Espartaco o Quo vadis. A pesar de haber visto el filme hace meses, aún tengo rondando en mi cabeza algunas melodías.


En resumen, es una película que no empecé a ver demasiado convencido, pero que al final me maravilló por la cantidad de detalles ocultos que contiene. Es una cinta con una premisa simple, pero aquí se nota que Kurosawa puede hacer grandes obras con un sencillo planteamiento. Sin duda, esto me ha enseñado que las buenas películas no siempre tienen por qué tener historias enrevesadas y diálogos extensos.



CRÍTICA CON SPOILERS


“Esta es la naturaleza de la guerra. Al proteger a los demás, te salvas. Si sólo piensas en ti, sólo te destruyes a ti mismo.“ - Kambei

Para entender mejor el contexto de la película, hay que saber que Japón, en aquella época, acababa de sufrir diferentes guerras entre clanes. Estos conflictos habían hecho que muchos samuráis terminaran desempleados y viajando sin rumbo por el país. Son los llamados ronin (samuráis sin amo), entre los que se encuentra Kambei, uno de los personajes principales de la historia. Este es un veterano de guerra con bastante carisma y sin nada que perder, que a la vista de los campesinos podía ser de gran ayuda. Kambei accede a cooperar y empieza a buscar a samuráis que estén dispuestos a ayudar a unos pobres campesinos sin obtener nada a cambio. De este modo, se forma un grupo variopinto en el que destacaría a Kyuzu, que solo vive para perfeccionar el arte de su espada y que tiene un gran momento cuando se adentra en la base de los bandidos para robar un fusil; volviendo minutos después con él en la mano, al igual que un héroe victorioso. Por otro lado está Katsushiro, un joven aprendiz que ansía llegar a ser un gran samurái. También tenemos a Kikuchiyo, el cual aporta el lado cómico a la historia pero que es un personaje interesante cuanto menos. Estos dos últimos son los que me parecen más interesantes de comentar.


Por un lado, pienso que Katsushiro refleja a ese joven apasionado que podríamos decir que ha nacido en la época equivocada. En este tiempo, los samuráis ya han terminado sus guerras civiles y ahora los jóvenes aspirantes ya no van a encontrar esas batallas épicas de antaño en las que los samurái luchaban, ante todo, con honor. Ahora la crisis es continua, los bandidos abundan y ese honor que antes proliferaba ya solo es un mero recuerdo. A este personaje, al principio, le vemos como un joven optimista y apasionado y, sin embargo, al final de la historia se convierte en alguien frustrado, al ver a sus compañeros caer sin miramiento alguno.


El otro personaje, Kikuchiyo, también representa la frustración; la de un campesino que se avergüenza de lo que es y que se hace pasar por samurái para tener al menos algo de consideración. Es orgulloso y duro consigo mismo y, a pesar de ello, nos demuestra su humanidad claramente en la escena en la que saca a un bebé de una casa incendiada de campesinos. Sinceramente, una escena impresionante.


Llegados a este punto, pasaré a comentar el final del largometraje, que os advierto que no tiene desperdicio. Al verlo, me pareció sumamente inesperado, básicamente porque no es el típico final que solían tener películas de la misma época de Hollywood, por ejemplo. Filmes en los que el protagonista, en muchas ocasiones, tenía un final feliz y alegre. En cambio, en esta cinta, 4 de los 7 samuráis principales mueren en el asalto final de los bandidos. Como bien he dicho, me resultó algo inesperado ya que mueren los samuráis que menos pensaba que fueran a morir, y lo hacen de la forma que menos se espera que puede morir un samurái/ronin de este nivel. Kyuzu, el más experimentado con la espada, muere sin miramiento alguno tras un disparo de mosquete por parte de uno de los bandidos. Además, Kikuchiyo, el que parecía más duro y decidido, cae del mismo modo después de una pelea con un ladrón. Asimismo, se confirma que las peleas ya no son como antes, el honor escasea y los bandidos acechan matando con armas a larga distancia, algo que sería considerado deshonroso para los viejos samuráis. Resumiendo, es una época de crisis en todos los sentidos, tanto económica como de moral o valores, algo que Kurosawa refleja muy bien en el largometraje.


De esta manera, nos quedamos con un final feliz para los campesinos, pero amargo para los samuráis ya que, aunque hayan conseguido ayudar a estos aldeanos, han perdido a 4 de sus compañeros. Katsushiro, el más inexperto, ha logrado sobrevivir por suerte, pero la campesina a la que amaba no puede estar con él debido a su diferente clase social. Se siente frustrado, pero creo que se lleva una lección aprendida de este mundo carente de honor que le ha tocado vivir. Por otro lado, podría haber sido el fin del viejo Kambei; si hubiera muerto en batalla, se hubiera librado por fin de este mundo pobre que ya ha perdido los valores. Sin embargo, Kambei también es uno de los supervivientes y va a tener que vivir de nuevo con el peso de la vida del guerrero errante. El objetivo de salvar a estos campesinos infelices se ha cumplido, pero a un coste muy grande y sin apenas recompensa. La única recompensa es que los samuráis recuerden para toda su vida que han hecho algo muy noble: defender a los más débiles cuando nadie más lo hacía.


Esto es todo por hoy. Sayonara, gente.

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