Historia de The Elder Scrolls: La Era del Amanecer.
Al principio de los tiempos reinaban sin oposición las fuerzas primordiales del Orden y el Caos, lo único que verdaderamente existía en la primigenia nada absoluta. Pero estos conceptos acabarían tomando una forma física, convirtiéndose en dos grandes seres que representaban a dichas fuerzas: Anu y Padomay. Anu era una entidad incapaz de tener conciencia propia o personalidad, una entidad estática e inmutable que personificaba el orden y la luz pura. Padomay, por otro lado, era la encarnación de los conceptos del caos, la oscuridad y el cambio.

Representación de Anu y Padomay
Una de la muchas teorías sobre la creación del mundo en la vasta mitología de The Elder Scrolls, nos cuenta que a causa de la perpetua lucha entre Anu y Padomay, de su interacción, nació Nir. Ambos hermanos se quedaron maravillados ante su presencia, pero ella solo amaba a Anu, y Padomay los abandonó henchido de envidia. Nir se quedó embarazada, y antes de dar a luz Padomay le asestó un golpe mortal dominado por la rabia. Cuando Anu volvió, se enfrentó a su hermano y lo expulsó del tiempo.
Aún muerta, la vida brotó en los doce mundos que Nir había engendrado y fue evolucionando. Pero de alguna manera Padomay logró regresar, y al ver la creación decidió blandir su espada para destruir los doce mundos. Anu encontró de nuevo a su hermano y se enfrentó a él, en una batalla que duró eones. Cuando creyó haberlo derrotado intentó salvar a la creación uniendo los restos de aquellos mundos casi extintos en uno solo: Nirn, el mundo mortal de Tamriel. Mientras ranto, Padomay le asestó un último golpe, hiriéndole en el pecho. Anu agarró firmemente a su hermano y tiró de él, y ambos abandonaron el tiempo para toda la eternidad. No obstante, esta teoría es incorrecta, pues contradice sucesos que acontecen en algunos juegos de la saga, como en The Elder Scrolls III: Morrowind.
La historia más correcta acerca del mito de la creación habla sobre como Anu deseaba conocerse a sí mismo, por lo que hizo nacer su propia alma para verse reflejado en ella. Y así se creó a un nuevo ente llamado Anui-El. Sin embargo, Padomay, guiado como siempre por la envidia, quiso imitar a su odiado hermano y escindió su alma dando vida a otro ser conocido como Sithis (A quien recordaremos, sobre todo, por ser el patrón de la famosa Hermandad Oscura).

Estatuas de Anui-El y Sithis
Al igual que sus creadores, Anui-El y Sithis comenzaron a luchar irracionalmente entré sí, lo que creó una intensa energía que originó el mismísimo Aurbis, el universo que incluye a todos los mundos. En los extremos del Aurbis moraba el Vacío, y entre los mundos o planos que se encontraban en el Aurbis existía Aeterio, el plano inmortal de los futuros Aedra, y Oblivion (cuyo origen se revelará más adelante), famoso por ser el caótico plano de los daedras y punto central en la historia de The Elder Scrolls IV: Oblivion.
