Somos los Jen´jidai, los señores de los Sith (Historia de los Sith Pura Sangre parte I).

No hay mal que cien años dure, pues cien años duró el segundo Gran Cisma en la Fuerza. Los jedi (aun asentados en Tython, pero ya "defensores" de una primitiva República) que se aventuraron más allá de lo que las cadenas de los acomodados maestros permitían, fueron expulsados, perseguidos. Pero no hay Luz sin Oscuridad, y no se puede eliminar una idea (poder, conocimiento, fuerza...).
Aquellos que se rebelaron a sus maestros con el Gran General Ajunta Pall a la cabeza, perdieron (dieron mucha guerra sí, pero perdieron), y fueron exiliados a lo inexplorado, pero la ventaja de no ceñirte a las normas, es que puedes aprender cosas que no entran dentro de ellas. Rumores, leyendas, comentarios velados de un planeta sensible a la Fuerza y un fiero pueblo en él. El exilio promete.

Así los aventureros de los desconocido aterrizaron en Korriban, planeta original de los Sith, una raza de seres sensibles a la Fuerza que extendían su dominio por varios sistemas cercanos. Recibidos como seres superiores, no tardaron en asesinar al Rey de los Sith (las tradiciones empiezan en algún momento) y reclamar el dominio sobre aquella raza. Jen´jidai, Señores de los Sith.
Aquellos más desarrollados, los Kissai, verdaderos servidores naturales del lado oscuro, fueron quienes adoraron a los Jedis Oscuros y Exiliados como dioses y semidioses, una vez se asentaron en el poder. La raza Sith Pura de Pura Sangre contaba con muchos individuos de poco desarrollo intelectual, que se valieron como buena mano de obra para edificar todo un Imperio, y no malos soldados.

El cóctel está servido; sacerdotes controlando a las masas que les adoran como dioses y a los que se podía adiestrar en el uso de la Fuerza para preservar su dominio. Auténtica materia bruta como mano de obra y tropa de choque. Libertad para establecer rutas comerciales a placer ya que los confiados Jedi les habían dado por muertos.
Así nace el primer y primitivo imperio Sith, que no era sino un dominio de Jedis Oscuros, que al someter al pueblo Sith, adoptaron esa nomenclatura. Esa afinidad se consiguió por la naturaleza de aquella raza, ahora extinta, que se movía por instintos muy primitivos, y los que escuchaban el Lado Oscuro (o Bogan) no hicieron sino completar un círculo inconcluso, viciado.
