El pasado 17 de enero se estrenó la segunda temporada “Sex Education” una serie original de Netflix que trata sobre la educación sexual, un tema tabú no solo en la propia serie sino también en la sociedad actual.
El gran protagonista sigue siendo Otis, interpretado por Asa Buterfield, al que su apariencia permite creernos que estamos ante un chaval de instituto pese a estar próximo a cumplir 23 años. Quien se convirtiera en improvisado consejero sexual gracias a las lecciones de su madre en la ficción, Jeane Milburn (Gillian Anderson) tendrá que lidiar con su propio despertar sexual y con los problemas de sus compañeros de instituto, alertados por un brote de clamidia que demostrará no solamente la ignorancia que tienen los adolescentes ante las Enfermedades de Transmisión Sexual, sino también sus responsables escolares. A su vez, habrán una serie de patologías, fantasías incomprendidas y demás abanico de temas sexuales que tratar en una serie que no se autocensura y cae en tabúes, sino que con el paso de las temporadas cada vez se muestra más valiente, incluso fuera de la temática sexual. El personaje de Maeve (Emma Mackey), uno de los más complejos de la serie, se enfrentó al aborto en la primera temporada, mientras que en esta segunda tanda de episodios padecerá el regreso de su madre, tratándose otro innegable drama social: la drogadicción.
La otra pata del tridente de protagonistas adolescentes sigue siendo Eric, al que se le ha dado un poco más de protagonismo. La actuación de Ncuti Gatwa sigue siendo destacable, llena de verdad y sabiendo conectar con el público, siendo otro de los personajes que peor lo pasó en la primera temporada. Ahora tendrá que resurgir de sus cenizas y encontrar una nueva vida a medida que gana confianza en sí mismo, quedando su particular trama en un equilibrio entre el acoso escolar y su propia identidad sexual y sentimientos.
Se podría haber optado por quedarse ahí, en los personajes principales y todos los secundarios, pero es que esta segunda temporada se ha atrevido a dar incluso más importancia a los adultos, quién sabe si por intentar atraer también a otras generaciones al show. Destaca sobre todo Jeane Milburn, el personaje de Anderson, quien abandera el "consejos vendo, que para mí no tengo" mientras trata de encontrar una relación que le llene y no solamente sea un pasatiempo.
A su vez, encontrará una imprevista aliada en la figura de la Sra. Groff (Samantha Spiro), quien hastiada de la falta de apetito sexual de su marido, optará por divorciarse e iniciar un "programa de autodescubrimiento vaginal", algo sin duda bastante de actualidad con el "boom" del satisfyer. La dinámica entre actrices, cada una en sus propias lagunas afectivas y sexuales, es de lo más divertido a la par que lamentablemente real, en ese punto medio que consigue representar la serie.
PROS
1) La valentía y constante búsqueda de nuevas temáticas y problemas sexuales.
2) Que no se quede únicamente en el sexo como eje central de la trama y trate otros temas como la drogadicción.
3) Es educativa a la par que amena.
4) Emma Mackey y Ncuti Gatwa están a un nivelazo de interpretación.
CONTRAS
1) A veces no puede profundizar lo suficiente en algunas subtramas, que se quedan un poco descolgadas.
EL VEREDICTO
Sex Education sigue sorprendiendo en su segunda temporada por la capacidad que tiene de tratar numerosos problemas y dinámicas con el sexo como foco común, pero sin querer ser una simple serie provocativa. El sexo y el amor son catalizadores sociales a los que no siempre se representa de una forma tan real y amplia y la serie hace un gran favor a adolescentes y adultos para que entiendan un poco mejor toda la magnitud que por desgracia no se da en las escuelas en cuanto a educación sexual. En pleno debate sobre la necesidad del "PIN parental", aquellos que quieran que sus hijos tengan al alcance de la mano toda la información posible a su alcance en temática de educación sexual, deberían considerar la serie de Netflix como una valiosa herramienta que, además, uno consume de forma muy amena.
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