¿Quién se supone que es... Sōichirō Yamamoto?

El tema que hoy nos ocupa, como mushos ya habreis podido deducir, es la carrera de Sōichirō Yamamoto, creador de personajes como la infame maestra del chinche Takagi-san o la orgullosa jugadora de shogi Urushi Yaotome; observando los trabajos que le han llevado a conseguir ver adaptadas sus obras más populares.
Antes del exito bombástico

Autor de obras muy populares y extendidas en el mundo del manga y anime, Sōichirō Yamamoto es un mangaka que dio el salto a la fama en 2013 con el lanzamiento de Karakai Jōzu no Takagi-san, su trabajo más reconocido. Sin embargo, este autor había aparecido con anterioridad en las hojas de alguna publicación; siendo uno de sus one-shot, Kono Natsu, el ganador el Gran Premio en la División Joven en los quincuagésimo novenos Premios Chiba Tetsuya en 2008 y recibiendo otro de ellos, Bokura no Yuujou Senki, una Mención de Honor en los vigesimo séptimos Gessan Newcomer Awards. Estos, en conjunto con otros cuatro, serían sus primeros trabajos en ser publicados de manera serializada en una revista, siendo esta la Monthly Ikki.
Más adelante, repetiría esta hazaña en 2011, esta vez en la Monthly Shōnen Sunday, donde Neko no Ossan recibiría una Mención de Honor en la sigsuagesimo novena edición de los Shogakukan Newcomer Comic Awards. Este one-shot será un punto de inflexión para el mangaka; podremos empezar a apreciar como el estilo artístico de Yamamoto-sensei, así como su sentido del humor, se desarrollarían, evolucionando hasta la estética tan característica que podemos encontrar en sus obras actuales. No solo eso; su desarrollo de arquetipos de personajes también se podía ver dar sus primeros pasos, esenciales para llegar a los protagonistas tan reconocibles de sus mangas más modernos.
El salto al estrellato
La serialización de Karakai Jōzu no Takagi-san, sería un punto y a parte en la carrera de Yamamoto-sensei; siendo este el trabajo que más marcaría su carrera. Previamente hemos hablado de como veíamos los primeros pasos del estilo característico del autor; sin embargo es este manga, y sus dos protagonistas, los que hacen que Yamamoto-sensei crezca más como mangaka. La evolución del autor a lo largo de la serialización es muy notable: desarrollando su estilo característico, madurando su sentido del humor, aprendiendo a continuar una historia, desarrollando a sus personajes, etcétera, etcétera.

Esta evolución es algo de lo que fue de aprecio tanto los lectores como para la revista, al ver un gran aumento en la popularidad de los despreocupados encuentros entre Takagi y Nishikata.
Karakai Jōzu no Takagi-san sería entonces un antes y un después para Yamamoto-sensei, marcando el status quo con respecto al contenido de sus obras, algo que, bajo mi humilde opinión, puede haberle vuelto demasiado cómodo; siendo el mejor ejemplo de esto la propia obra de la que estamos hablando.

A lo largo de su desarrollo la obra busca mantener este status quo con respecto a la relación entre Takagi y Nishikata, debido a esto la evolución y el desarrollo de los personajes (cosa que sigue existiendo en la obra), quedan relegado a un segundo lugar, haciendo que la progresión de la obra sufra de sentirse lenta o incluso inexistente (aunque, como ya he comentado, sigue ahí). Esto no significa que la obra sea mala en ningún caso, simplemente queda relegada a seguir la misma dinámica hasta la aparición de un momento de desarrollo de personaje.
La dinámica en cuestión, por otro lado, es lo que ha permitido que la obra no se sienta muy repetitiva. Yamamoto-san ha conseguido hacer que cada capítulo se sienta único y entretenido gracias a su maravilloso sentido de la comedia y la forma en la que es capaz de capturar el torpe e inocente amor juvenil.
Moviendo las siguientes piezas
Después del impresionante éxito de Karakai Jōzu no Takagi-san, Yamamoto-sensei procedería a desarrollar múltiples obras que le permitieran separarse de su franquicia estrella sin perder el estilo característico que la hacía especial. Más allá de una (considerable) cantidad de one-shots, podemos destacar tres mangas originales como las obras más representativas tras su recién adquirida popularidad.
El primero de todos, publicado en 2013; es decir, el mismo año que Karakai Jōzu no Takagi-san, es Fudatsuki no Kyouko-chan, donde toma un humor más adolescente que anteriormente pero manteniendo la inocencia del amor juvenil. En este manga se nos cuenta la historia de como un joven adolescente trata de proteger a su hermana, una especie de vampiro, resultando ser demasiado sobreprotector, lo que daña su imagen pública a ojos de todos menos de una de sus compañeras de clase.

Este manga, el más corto de los que han sido serializados (con tan solo 37 capítulos), trata de contarnos una historia de amor, familia y los límites personales de manera bastante más linear y dirigida que en el caso de Karakai Jōzu no Takagi-san.
Se puede notar como esta obra no cuenta con el desarrollo artístico completo del autor, debido a que, pese a que es relativamente eficaz a la hora de transmitir su historia, los personajes nos se sienten tan ricos como los de la franquicia estrella o los de las obras que veremos más adelante. Sin embargo; el ritmo narrativo de la historia se siente muy ameno y fácil de seguir, algo que, junto con el innegable gran sentido del humor de Yamamoto-sensei, permite suplir en gran medida la falta de profundidad de algunos de los personajes.
En segundo lugar, publicado en 2018 (y aun siendo serializado), tenemos a Kunoichi Tsubaki no Mune no Uchi. Este manga cuenta la vida diaria de una joven de un clan de ninjas recluido, al más puro estilo de las amazonas, que trata escabullirse para poder ver como son esas criaturas tan desconocidas llamadas 'hombres' (sinceramente, yo no he oído hablar de un ser así en mi vida, el autor tiene una imaginación prodigiosa). En este caso volvemos a la mezcla entre humor adolescente e inocente del anterior manga, dejándose llevar en este caso por la inocencia en mayor medida.

Kunoichi Tsubaki no Mune no Uchi es, en mi humilde opinión, el manga más débil de Yamamoto-sensei. El humor pese a ser tierno y agradable, se vuelve repetitivo más rápido que en cualquier otra de sus obras cosa que, junto con la vuelta a la estructura formulaica de Karakai Jōzu no Takagi-san, hace que la obra sea más repetitiva de leer.
Incluso siendo este el caso, el elenco de personajes protagonistas brillan por encima de todo, haciendo que, incluso siendo un poco inferior a sus obras hermanas, siga siendo un manga al que poder tener en cuenta a la hora de una lectura casual.
En último lugar, comenzando su publicación en 2019, tenemos a Soredemo Ayumu wa Yosetekuru. Esta es, en mi humildísima opinión, la mejor de todas las obras de Yamamoto-sensei. Este slice of life tiene las partidas de shogi como tema central; gracias al cual, los dos protagonistas tendrán muchas aventuras divertidas y conmovedoras. Siendo tanto así que Ayumu, el protagonista masculino, se ha propuesto declararse a la presidenta del club y maestra del shogi, Urushi, una vez sea capaz de vencerla en una partida sin desventajas.
