¿Necesitábamos este live action? El debate detrás de “Cómo entrenar a tu dragón” (2025).
- AKAIBARA BONNY
- 19 jun
- 7 Min. de lectura

Siempre que se estrenan nuevos live actions, surge la inevitable pregunta: ¿esto era necesario?
En los últimos años, son pocos los estudios que se han arriesgado con nuevas historias; la mayoría del contenido que se estrena consiste en precuelas, secuelas y continuaciones de historias. Sin embargo, quizás el más polémico de todos sea el remake o live action.
Si ya nos contaron una historia y lo hicieron bien, ¿por qué repetirla? La respuesta más rápida es la nostalgia. Las empresas venden apelando a nuestras emociones más primitivas, y la nostalgia es probablemente una de las más fuertes. Sin embargo, no es la única razón. Podrían vender igual de bien, o incluso mejor, haciendo películas y series nuevas que enganchen a la audiencia. Lo que ocurre es que esto último conlleva un riesgo importante: el fracaso.
Este temor al fracaso es precisamente lo que ha llevado a muchos estudios a refugiarse en fórmulas exitosas. Un remake o live action de una historia conocida tiene una base de fans establecida, reconocimiento de marca y un camino ya recorrido que reduce considerablemente la incertidumbre. Desde el punto de vista financiero, tiene mucho más sentido apostar por lo conocido que invertir grandes cantidades de dinero en una idea original que puede no tener el mismo impacto comercial ni social.
Además, el auge de las plataformas de streaming ha cambiado las reglas del juego. Hoy se produce más contenido que nunca, pero también se compite de forma más agresiva por la atención del público. En este entorno, los títulos que evocan recuerdos, canciones o personajes entrañables tienen una ventaja: ya vienen con una carga emocional incorporada, la nostalgia mencionada anteriormente. Lo que no siempre se garantiza, sin embargo, es que esa emoción se traduzca en una experiencia cinematográfica valiosa o necesaria.
¿Hasta qué punto tiene sentido revivir estas historias si lo que se entrega es una versión inferior, carente del alma y el ingenio del original? Ahí radica gran parte del debate.
Cómo entrenar a tu dragón (2010) apenas tiene 15 años, lo cual se considera joven para un largometraje. Además, tiene dos secuelas, y la trilogía es considerada por muchos como una de las mejores animadas de los últimos tiempos: visualmente impresionantes, emocionalmente profundas y con personajes que evolucionan a lo largo del tiempo. La historia estaba completa, cerrada, bien construida y realizada. Entonces, ¿por qué rehacer algo que ya funcionó tan bien?
Sin embargo, desde el punto de vista comercial y estratégico, sí hay razones por las que DreamWorks y Universal podrían verlo como una jugada válida:
Aprovechar una franquicia ya consolidada: el público conoce y ama la historia.
Llegar a nuevas generaciones que no crecieron con la trilogía animada o incluso a aquellas personas que no le dan la oportunidad al contenido animado de cualquier tipo.
Expandir el universo con tecnología de CGI avanzada que puede ofrecer otra experiencia visual, aunque esto sea discutible con respecto a su valor narrativo.
Pero quizás la pregunta más importante es: ¿han conseguido sus objetivos?
Desde luego, la película ha sido un éxito en taquilla desde su estreno el pasado jueves 12 de junio de 2025. Además, también ha tenido buena aceptación por parte de la audiencia y la crítica especializada, consiguiendo hasta ahora un 8,1/10 en IMDb y un 7,6/10 en Filmaffinity.
El director Dean DeBlois ha confirmado que ya se está trabajando en una secuela en acción real, basada en Cómo entrenar a tu dragón 2 (2014), con estreno previsto para el 11 de junio de 2027.
Este éxito no es algo de lo que puedan alardear todos los remakes y live action, pues los fanáticos de las franquicias se encuentran cada vez más escépticos ante la idea de que los estudios continúen realizando este tipo de contenido, ya que muchas veces el resultado no es el esperado por la audiencia.
Sin embargo, en este caso, la película mantiene el corazón de la historia intacto: la relación entre Hipo y su dragón, los dilemas morales y la evolución del personaje. Al ser dirigida por Dean DeBlois, el mismo director de la trilogía animada, el live action evitó muchos de los errores comunes en este tipo de adaptaciones.
Que el creador se encuentre detrás del proyecto parece ser un detalle clave, ya que en el caso de los live action de anime ha pasado algo parecido. El live action de One Piece fue todo un éxito debido a que Eiichiro Oda, el autor de la historia original, estuvo detrás del proceso creativo, a diferencia de otros proyectos como Dragon Ball o Death Note, los cuales han sido duramente criticados por el público.

Volviendo a Cómo entrenar a tu dragón (2025), los protagonistas Mason Thames (Hipo) y Nico Parker (Astrid) fueron bien recibidos pese a la polémica inicial. Sus actuaciones lograron transmitir la química y vulnerabilidad de los personajes sin sentirse forzadas o superficiales.
Mason Thames encarna con sensibilidad al joven vikingo que sueña con cambiar el destino de su aldea. Aunque su actuación no tiene la soltura de su contraparte animada, logra transmitir la evolución emocional de Hipo. No podemos olvidar que se trata de una adaptación, y que un dibujo puede lograr más expresividad al no tener limitaciones físicas. Nico Parker, como Astrid, cumple con creces, aunque se queda algo corta en intensidad en algunas escenas clave.
Por otro lado, Gerard Butler retoma su papel de Estoico el Vasto, el jefe de la aldea de Berk y padre de Hipo. En la trilogía animada, él prestaba su voz al personaje, y ahora lo interpreta físicamente, lo que añade una dimensión muy especial y poderosa a la película. Añade gravedad al personaje sin caer en exageraciones. Se nota que conoce al personaje a fondo, y eso se traduce en una actuación que es tanto contenida como emocionalmente efectiva.
“Cuando un dragón escupe fuego sobre un grupo de hombres y mujeres vikingos reales corriendo, da mucho más miedo que cuando estaba animado. Tienes un poco más de distancia, pero esto se siente mucho más complicado y simplemente inmersivo. Se me pone la piel de gallina cuando pienso en ello. Fue tan asombroso y tan poderoso”, afirma Butler.
Esta declaración, que realizó durante una entrevista para The Direct, refleja su entusiasmo y la intensidad emocional que aporta el live action en comparación con la animación original.
En una era saturada de remakes innecesarios, esta filmación se presenta como una rara excepción: una adaptación que, sin reinventar la rueda, logra emocionar, impresionar y recordar por qué esta historia nos marcó hace más de una década.
Esta nueva versión es, ante todo, un acto de respeto. Respeto por la historia original, por sus personajes y, sobre todo, por el vínculo inquebrantable entre Hipo y Desdentado. La trama sigue siendo esencialmente la misma, pero el salto a la acción real aporta una nueva dimensión visual sin perder el alma.

El live action tiene 25 minutos más de metraje que la original, pero ese cambio apenas se siente. Las escenas añadidas le aportan valor, y las modificaciones son mínimas e insustanciales, en mi opinión.
El verdadero logro de esta película está en la animación digital de los dragones. Desdentado, en particular, es una maravilla visual: expresivo, imponente y adorable. Cada escena de vuelo, cada mirada compartida entre criatura y humano sigue tocando las fibras emocionales que hicieron grande a la original. Llegas a creer que existe el mundo de los dragones.
Además, Dean DeBlois diseñó un set a gran escala de un pueblo vikingo en Irlanda del Norte, inspirado en las islas Feroe, Islandia y Escocia. Este set no solo replicaba la arquitectura rústica y funcional de la época, sino que también incorporaba detalles sensoriales, como el olor a pescado crudo, para aumentar la sensación de realismo. Los actores Mason Thames (Hipo) y Nico Parker (Astrid) elogiaron la atmósfera envolvente del lugar, que les permitió sumergirse completamente en sus personajes.
De la misma manera, se construyó una arena de entrenamiento vikinga en los estudios Titanic Studios de Belfast. Este espacio fue utilizado para filmar las intensas escenas de combate entre los jóvenes vikingos y los dragones, combinando sets físicos con efectos visuales para crear una experiencia visualmente impactante.
El rodaje se llevó a cabo en diversos lugares de Irlanda del Norte, aprovechando su paisaje dramático y su atmósfera mística:
Tollymore Forest Park (Condado de Down): conocido por sus densos bosques y riachuelos rocosos, sirvió como escenario para las escenas que exploran la relación de Hipo con la naturaleza y los dragones.
Dunseverick Castle (Condado de Antrim): una fortaleza medieval en ruinas que aportó un aire histórico y épico al mundo de Berk.
Murlough Bay y Giant’s Causeway: con sus impresionantes acantilados y formaciones rocosas, estos lugares ofrecieron paisajes espectaculares para las escenas de vuelo y aventura.
Además, se realizaron tomas en los estudios de Los Ángeles, California, para secuencias que requerían efectos visuales avanzados y trabajo en pantalla verde.
Estos detalles hacen que la película se sienta mucho más real y la alejan de remakes como El Rey León (2019), en el que casi todo se realizó con CGI, lo cual dificultó que los actores se integraran en la ambientación. El resultado fue una animación realista más que una verdadera versión en acción real.
La combinación de escenarios construidos con atención al detalle y el uso de locaciones naturales impresionantes contribuye a crear un mundo visualmente rico y creíble, ampliamente elogiado por críticos y espectadores.
La música de John Powell —reimaginada exclusivamente para esta versión— vuelve a ser el latido emocional de la película. Sus acordes épicos y melancólicos elevan cada momento importante y refuerzan la atmósfera de aventura y descubrimiento.
En conclusión, Cómo Entrenar a tu Dragón (2025) resulta ser una adaptación que no necesitábamos, pero que, al final, nos alegra que exista.
¿Y tú qué opinas? ¿Ya la has visto en cines? Te leemos en los comentarios.
Hasta la próxima, nakama.
Akaibara Bonny
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