
Últimamente he recuperado la (olorosa) afición del manga. Llevaba años sin acercarme a uno ni por casualidad, había ojeado algún cómic, pero nada parecido a la experiencia de sentarse a leer. Todo esto viene de cuando, por casualidad encontré una recopilación de historias de Masacre-Gwen, un personaje de Marvel que me llamaba mucho la atención. Pensé que acabaría en mi estantería con el resto de “ya me lo leeré” entre los que se encuentran títulos del prestigio de Watchmen o V de Vendetta (el más destacable es una versión carísima de Kingdom Come que compré con mi primer sueldo), pero este 4º tomo de una serie desconocida y poco glamurosa de la habladora anti-heroína me estaba llamando la atención de forma especial. Así que me tumbé en un agujero en la playa ignorando a la gente que me tenía que pasar por encima. Para cuando terminé, el sol se estaba poniendo y la subida de la marea había provocado que el agujero se hubiera inundado. Ni me había dado cuenta. Había estado inmerso en aquella experiencia, sin música, sin distracciones, sin el continuo ruido de mi cabeza. Había recuperado algo que creía perdido desde hacía muchos años.
Tenía dinero y quería recuperar aquella sensación a cualquier precio, así que me puse a buscar algo que leer. Descubrí el nombre de un manga que había visto en Twitter durante los últimos meses y me decidí a comprarlo sin saber ni de qué iba, ¿por qué Chainsaw Man? Porque sí, porque la protagonista tenía ojos raros y me llamaron la atención.
De vuelta en Madrid me pateé todos los Fnacs en busca de su primera parte. No estaba en ningún maldito sitio. Tan solo pude encontrar los tomos 2, 4 y 5 (que acababa de salir) pero no el 1. No había manera. En mi desesperación acabé cogiendo el primer tomo de Darling in the Franxx porque era el único anime que había visto en el último año y me picó el gusanillo de seguir la publicación, ya que solo había salido el primero. Mi obsesión sin razón aparente por hallar el primer número de Chainsaw Man me estaba devorando.

Tras un par de días de búsqueda acabé llegando a la librería más alejada que hay en todo Madrid. En mi cabeza era como una casita de brujas en mitad del bosque con objetos místicos y perdidos. Y allí tampoco estaba, solo el resto de tomos, pero ni rastro del primero. Casi pierdo la esperanza. Pero al salir por la puerta, una amable bruja de los bosques con polvo sobre sus hombros se levantó bruscamente del mostrador en el que parecía estar muerta (así lo viví yo, estaba muy vieja) y me preguntó: “¿Estabas mirando esos cómics de allí no?” Le dije que buscaba el primero, y acto seguido desapareció en la trastienda. Me quedé parada ahí mirando a la puerta entreabierta, me había llevado tantas decepciones que no tenía ninguna esperanza. “Alguien lo reservó hace una semana, pero no ha aparecido así que…” casi chillo (en mi cabeza lo hice). De la emoción me compré los dos primeros tomos del tirón porque había que celebrarlo (mi cabeza funciona así). Estaba muy feliz, llevé los tomos en la mano el resto del día, eran como mi pequeño logro, hacía tiempo que no me sentía tan bien (ole).
Tumbarme en mitad de cualquier sitio a leer manga como la otaku asquerosa que soy se ha convertido desde entonces en mi refugio, en mi momento de paz y felicidad. Antes nada me llenaba del todo, me aburría y me dedicaba a comerme la cabeza y a sufrir en silencio (dramática). Ahora simplemente salgo de casa con lo que me vaya a leer y me tumbo donde pille, en mitad del campo, de la playa (mentira porque estoy de exámenes) o en una cafetería a leer. Desde entonces me he comprado la primera parte de Bloom into You y Rent a Girlfriend, y estoy deseando leerlos. El verano es el momento perfecto para retomar todo aquello que nos hace felices y que por culpa de todo este terrible año hemos perdido, relaciones, amigos, hobbies y cualquier tontería que dé sentido a tu vida (insertar meme del tío sin ojos). No tengas miedo a hacer lo que te hace feliz, y ahora que entra el calor, ¿por qué no vuelves a eso que tanto te gustaba?
Un besico a todas y todos los que estén de exámenes y buen verano a los que ya seáis elfos libres.
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