Un SoL (Slice of lifes) es un género que encontramos en el anime y, como su nombre indica, nos narra la vida diaria de los personajes que protagonizan estas series. Cada año, en cada cour de anime, salen un porrón de estos animes, pero, ¿por qué Horimiya es tan especial? En este artículo hablaré del cómo algo tan cotidiano y visto ha vuelto a enamorar al mundo otaku hasta convertirse, según el registro que lleva MAL (MyAnimeList) en la romcom más vista en el día de su estreno; mirando sobre todo su dirección y comparándolo un poco con el manga del que viene y la diferencia narrativa que hay entre ambos por lo menos en el ep 1 de la serie.
Horimiya (Hori-san to Miyamura-kun) nos cuenta la vida escolar de la chica popular y el, proclamado por sus compañeros, otaku de clase; y el cómo, tras la escuela, establecen una amistad y se muestran el uno al otro cómo es cada uno en realidad. Un argumento mundano, típico y que podemos ver en la vida real; pero que a la vez nos encanta porque nos permite a muchos revivir esos años de instituto tan despreocupados mientras que otros se ven reflejados en el entorno de los protagonistas y en estos mismos, básicamente lo que pretende hacer un SoL.
El capítulo empieza con una conversación entre tutor y alumno en una clase, en la cuál, en tan solo 53 segundos (contados, en menos de un minuto), el equipo del anime te muestra el entorno en el que se desarrollará la historia (un insti japonés normal y corriente) y presenta a los dos secundarios más cercanos a los protas mostrándonos el carácter de cada uno, haciendo ver al espectador lo simple que llega a ser Tooru (el pelimorado) y lo enérgica y culoinquieta que es Yuki (la animegirl rubia con melena corta). Mientras nos han presentado esto, de fondo vemos, intercaladas con las imágenes de la escuela que mencioné anteriormente, a Hori en un primer plano y al triste de Miyamura en un fondo para dejarnos claros la posición de cada uno en su entorno; mientras que en escenas después vemos a una protagonista más empequeñecida (refleja su estado de ánimo cuando intercala las dos formas de vida que lleva) junto a los hombros de un chaval atractivo y con piercings. En cuestión de unos 3 minutos, la producción te explica cómo es cada personaje de la serie, por lo menos los que saldrán por ahora; a parte de meterte de lleno en el ambiente de clase que viven nuestros protagonistas.
Los hechos parecen rusheados a partir de este punto, todo va rápido y parece extraño, pero, oye:
- ¿Miyamura el otaku y Hori la popu no están hablando mucho entre ellos? Fijo que están saliendo.
-Ni de coña, ella no se rebajaría a esto.
-Pues yo los vi ir juntos por la calle hacia casa.
-Imposible, yo he oído que Hori está saliendo con un chaval apuesto y con piercings.
¿Sentís esto? Sí, ya somos parte de la clase y estamos hablando sin saber detalles, hacemos lo que el anime quiere. Va rápido, sin detalles en un principio, dejando ver lo que apreciaría simplemente uno de los compañeros que comparten clase con ellos y nos mete en este rumor; es genial volver a sentir que eres el actor en algo que puede llegar a ser tan divertido a la par que tóxico, me encanta formar parte de nuevo de la difusión de rumores como lo hacíamos o hacen los estudiantes de cualquier escuela, país o tiempo; me parece genial.
A parte de esto, de introducirnos de lleno en una dinámica conocida por todos (¿quién no se ha puesto alguna vez en corrillo en el recreo para hablar de quién está por quién o si X persona ha sido rechazado y se ha vuelto edgy por esto?); la cámara muestra planos habituales para cambiar rápida y violentamente si la acción lo requiere (cuando Hori se enfada, básicamente), o, si quieren meter un primer plano chibi, cortan a este directamente para sobresaltarte y causarte simpatía; lo que transmite la cotidianidad buscada en los SoL. Nada especial, todo correcto en sí para meter al espectador en la obra e introducir las situaciones que dicta la historia, pero, ¿por qué de pronto sale una sombra o rastro azul o rojo de cada protagonista en X momento? Es simple, el azul es Miyamura y el rojo es Hori; cuando Hori y Miyamura piensan el uno en el otro estos colores se intercambian entre sí; cuando son egoístas y no se tienen en cuenta, el color que representa a cada uno aparece en el personaje al cuál representa (me juego el pescuezo a que este tipo de detalles se intensificarán cuanto más avance la serie, más sabiendo lo que vendrá).
En resumidas cuentas, una presentación admirable que, como espectador, te hace estar dentro de la obra y que me transmite, gracias a su dirección y storyboard, lo que es estar de nuevo en el instituto. Me encanta y es precioso, punto y final.
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