Historias de Star Wars: “¡qué pedazo de chatarra!”

Jóvenes lectores de Gamotaku, volvemos a las andadas del Universo Expandido un mes y medio después, pero en ese tiempo, hemos pegado un salto de 1000 años estándar de la República Galáctica. Pasamos un poco de lo oculto, a dar una visión (y una lectura) de calidad a dos películas que sin duda no han dejado indiferente a nadie. Hablo por supuesto de las dos Historias de Star Wars: “Rogue One” y “Han Solo”.
Pero calma, no afiléis los cuchillos aun (las espadas láser entre vosotros y yo…no se afilan), no vamos a analizar las películas, para eso hay redactores mucho más competentes. Nosotros aquí vamos a envolver lo que parece metido con bastón gaffi (un día os hablo de la civilización Tusken, molan mucho), de una esfera de información y conocimiento que espero os haga volver a ver las películas de otro modo.
“Por fin se revelaron a los Jedi, por fin se vengaron… o no tanto”

Pues al lío, que van con mil años de retraso, para que luego digan que los pacientes son los Jedis. El caso es que por fin la dinastía del mal cumplió su objetivo, y los Sith no sólo controlaron la Galaxia, si no que además se fundieron a sus históricos archienemigos. Pero no todo en la vida es pegarse, hay un Senado Imperial que controlar, rebeliones que sofocar, disidentes que ejecutar, una Estrella de la Muerte sin hacer aún… ¡si es que ni el amigo Palpatine da para tanto! Y como es normal, bajo el cobijo del Imperio Galáctico surge a lo largo de 30 años mucha basura (que se venía arrastrando) que luego habría que limpiar. Y aquí nos encontramos el primer capítulo de las historias (Han Solo), que nos muestra el punto álgido del Imperio, en forma de represión constante, mundos viviendo a base de sobornos y contrabando, los Sindicatos del Crimen campando a sus anchas… lo esperado de un Imperio Sith.
Lógicamente, de estas situaciones en las que parece que todo es un completo desastre, siempre aparecen “los buenos”. Forjados en las más absolutas y denigrantes penurias (huérfanos, delincuentes juveniles, estafadores y un largo etc.) y que son auténtica gentuza, pero de repente, ya sea intentando robar un tren o escapar de un mundo prisión, una suerte de midiclorianos y rayos cósmicos, sacan a relucir sus más luminosas cualidades de honor, valor, sacrificio, amistad y todo lo bueno que se os ocurra. Star Wars siempre nos ofrece la eterna lucha del bien y el mal, da igual el contexto, o el personaje. Y el mensaje es claro, si el mal quiere triunfar, va a tener que currárselo mucho.
“Las estrellas mas fuertes tienen corazones de Kyber”