A pesar de todo, 2020 nos ha dejado algunos juegos realmente interesantes y Yakuza: Like A Dragon es uno de ellos. Para abreviar a partir de ahora le nombraré como Yakuza 7, ya que a pesar del nombre, es la nueva entrega numerada de la saga. Antes de nada he de aclarar que Yakuza 7 ha sido mi primer acercamiento a la saga que comenzó en el ya lejano 2005 con su primera entrega para PS2.
Y por si os lo preguntáis, sin haber jugado ningún otro título de la saga he disfrutado el juego de principio a fin, aunque sobre todo en la parte final hay ciertas situaciones que muy posiblemente hubiese disfrutado más de haber sabido algo más de la saga.
La historia nos presenta a Ichiban Kasuga, un joven Yakuza perteneciente a la pequeña Familia Arakawa. Por motivos de la trama, Kasuga termina sacrificándose y yendo a la cárcel durante 20 años por el asesinato que cometió un alto cargo de los Arakawa. Tras su condena de 20 años, Kasuga sale a un mundo totalmente distinto al que recordaba y en el que nada transcurre como él esperaba y es ahí cuando comienzan sus nuevas aventuras.
Esta historia parece muy seria y muy trágica de inicio (y lo es) pero no te confundas, si por algo se caracteriza Yakuza es por su humor absurdo y constante que te harán desternillarte de risa cada 5 minutos. El humor de esta saga convierte la experiencia en una autentica locura que pocos juegos pueden igualar. El juego cambia constantemente entre estas dos facetas y personalmente creo que lo hace de manera magistral durante sus más de 40 horas de campaña. Conspiraciones, violencia, corrupción y avaricia edulcorados con humor, bondad y lealtad es la mejor manera para definir la narrativa de este juego.
A nivel jugable Yakuza 7 ha llegado para revolucionar su propia saga (aún no sabemos si para siempre) y desde luego que ha dejado huella. Para los que no estuvieseis familiarizados con estos juegos, Yakuza se caracterizaba entre otras cosas por tener un sistema de combate a medio camino entre el beat´em up y el action RPG. Pues bien, a mitad del desarrollo el equipo decidió darle una vuelta a la saga y convertir el juego en un JRPG por turnos y vaya si es una buena idea. El juego es una carta de amor a los JRPG más clásicos (en especial a Dragon Quest, haciendo alusión a este en más de una ocasión a lo largo de la trama) y es de esos títulos que a los amantes del género como yo nos hacen más que felices.
El combate consiste en el clásico combate por turnos pero con toques de la propia saga. Aquí el entorno es verdaderamente importante. Dependiendo de donde estáis posicionados tanto tú como el enemigo; tu personaje puede interactuar con multitud de cosas. Desde pegarle con conos de tráfico hasta que tu ataque empuje al enemigo hacia la carretera y le atropelle un camión haciéndole cantidades absurdas de daño (cuidado, que a ti también pueden hacerte estas cosas). Tendremos que abrirnos paso a través de mazmorras, un mundo abierto enorme y combates contra jefes bastante interesantes sobre todo al final del juego.
Además, como viene siendo normal en estos juegos cada personaje puede acceder a ciertas clases. Lo curioso en este juego es que esto va de la mano de la oficina de empleo, que aunque no tenga ninguna implicación en el gameplay es cuanto menos gracioso. Las clases son tan variopintas como cabría esperar de este juego. Quizá quieras ser Chef y echarle pimentón en la cara a tus enemigos para que no puedan ver o quizás prefieras ser un B Boy que derrota a sus rivales marcándose los mejores pasos de Breakdance.
Todo esto acompañado de multitud de minijuegos que aunque parezcan sencillos cuentan con muchísima profundidad y diversión cada uno de ellos. Desde juegos de karts, hasta un “simulador empresarial” (que por cierto es de las mejores y más divertidas formas que tienes de farmear dinero en el juego) y exámenes universitarios que ayudarán a desarrollarte como persona.
En definitiva, Yakuza: Like a Dragon me ha parecido una experiencia única y divertida como pocas. Sin duda me ha dejado con ganas de aprender más de esta saga y estoy seguro de que si le dais la oportunidad, a más de uno os pasará igual.
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